Dios derrapó su dedo sobre tu rostro y tu cuerpo para hacerte única, una manzana y el diablo te vistió para homogeneizarte.
Pausa…
Silencio…
Continúo…
Dos estaciones bastaron para hacerte caer, tu cruz de fuego e infinito era rival muy serio… mi sostenido y re…
Pausa…
Bostezo…
Sueño…
Del despertar. Y no sé si fue cierto o fue un simulacro, un olvido a lo Benedetti tal vez nos pueda bastar para reconciliar tu cuerpo y mi voz, tu codo y mi rodilla…
Interrupción orquestada…
Un murmullo…
(De mi despertar. Fue distante y río abajo, la corriente de tus sábanas y tu libido me expulsaron… mis uñas opas sólo rozaron tu centrípeta figura y tu centrífuga alma… no puede existir reconciliación… la sangre clama)
Pausa…
Beso tu mirada…
Continúo…
De la distancia. Y es que la caída no era tal, sólo fue la acción refleja de un orgasmo solapado en tus rizos, defensivos duendes que ruedan en nuestros sexos con aroma a mediterráneo y delta fértil como tu lengua.
Pausa…
Caricia…
Suspiro…
(De mi distancia. Jamás hubo duende, sólo una máscara o una marioneta para tenerte convencido que también veía tréboles de cuatro hojas, en realidad… él en su oasis fastuoso y yo sobre la arena arisca y estéril de Atacama… siempre la misma hambre… siempre la misma sed… siempre el mismo asco, la misma herida inconmensurable)
Lágrima…
Beso…
Silencio y una oración gastada, entrecortada que finaliza:
“… en el nombre del padre, la hija… y el puto incesto… amén”
Saludos Rafelipe!
ResponderEliminarjajajaja fíjate que no suena mal :3
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